La "obsolescencia programada" y su impacto
Dec 03, 2019
La obsolescencia programada es aquella estrategia que algunos fabricantes desarrollan para que un producto deje de ser útil antes de lo necesario. De esta manera obligan a los usuarios a renovar sus productos de manera más frecuente.
Hablando llanamente es una manera de vender más, vendiendo cosas que saben que se van a romper, es más, que han diseñado para que se rompan pronto.
En el mundo de la moda pasa algo parecido. El "fast fashion" podría considerarse la prima hermana de la "obsolescencia programada". Algunas grandes marcas presentan colecciones cada dos semanas, dejando algunas prendas con apenas meses de vida atrás o fuera de temporada.
En contraposición a esa idea surge el "slow fashion", que defiende todo lo contrario y que fabrica prendas de buena calidad, con consciencia y diseños cocidos a fuego lento.
Dos ejemplos de obsolescencia programada
Bombillas
A principios del siglo XX el desarrollo tecnológico al rededor del mundo de la electricidad estaba en plena ebullición. Se estaba consiguiendo fabricar bombillas que llegaban a tener una vida útil inmensa.
De hecho, a día de hoy, existe una bombilla que lleva encendida desde 1901. Está en en la Estación de Bomberos 6, en Livermore (California) y tiene un merecido reconocimiento en el libro Guinness de los récords como la bombilla más longeva de la historia.
Paradigma de la obsolescencia programada, hechos como este son poco comunes porque la industria reaccionó. En 1924 varias compañías de fabricación de suministros eléctricos se unieron para y firmaron el "Pacto Phoebus" en el que, bajo la asunción de garantizar unos mínimos de calidad, limitaban la vida útil de las bombillas a 1000 horas.
Hoy en día no existe, que se sepa, un pacto similar. Pero nacen historias curiosas como la de "la bombilla eterna" de Benito Muros. Desarrollada por un ingeniero catalán que asegura que es una bombilla que dura toda la vida y que, al parecer, ha recibido sólo portazos por parte de fabricantes y distribuidores.
Impresoras
El caso de las impresoras domésticas es mucho más moderno y sofisticado que el "Pacto Phoebus" de las bombillas. Es uno de esos productos sobre los que siempre ha sobrevolado la sospecha de que sus fabricantes son amantes de la "obsolescencia programada"
Desde hace décadas varios usuarios han denunciado las extrañas circunstancias en las que sus aparatos de impresión dejaban de funcionar. Se descubrió que algunos modelos tenían instalado un software que directamente bloqueaba la impresora cuando se cumplían cierta cantidad de impresiones.
Algunos ingenieros desarrollaron pequeños software para desbloquear ese bloqueo intencionado y, sorpresa, volvieron a imprimir sin problema.
Algunas asociaciones de consumidores intentan frenar estas prácticas. La asociación francesa Stop a la Obsolescencia Programada (HOP) presentó ante la fiscalía francesa una denuncia contra algunas empresas fabricantes de impresoras como HP, Canon, Brother y Epson.
La ropa y la obsolescencia
La ropa también ha sido un producto en el que se han puesto en práctica técnicas par provocar su obsolescencia programada, se han diseñado y fabricado tejidos de baja calidad para aumentar la necesidad de consumo.
Pero lo que realmente es preocupante es la aceleración del mercado de la tendencia. Estudios demuestras que grandes marcas del "Fast fashion" presentan nuevas colecciones cada dos semanas y esto ha creado una sociedad ávida y ansiosa por el consumo compulsivo.
Existen algunas alternativas a este tipo de practicas, y pequeñas marcas que intentan frenar estos hábitos.
Un repaso general
Os dejamos este reportaje sobre el tema, si tenéis un momento echadle un ojo, es algo antiguo pero denuncia una situación muy actual
